¡Bomba va!

Gema Gallardo Sánchez 15 de junio de 2020


Como profesionales sanitarios podemos lanzar "bombas". Debemos comportarnos con cierta cautela si no queremos que estas bombas exploten. En mi contexto profesional cuando hablo de bombas me refiero a SUBJETIVIDAD Y/O INCERTIDUMBRE Y/O FALTA DE GRADUACIÓN Y/O DESCONOCIMIENTO.

Es difícil ser objetivo cuando los síntomas y signos del paciente no se pueden relacionar con ninguna patología orgánica. Es complicado ser objetivo cuando no se sabe cómo evolucionan con total exactitud ciertas manifestaciones clínicas. Es complejo elegir cuando hay más de una opción terapéutica. Es fácil crear incertidumbre en este ambiente. No obstante parece claro que si estás probando con tu intervención porque realmente no sabes si es mejor intervenir o no (ni lo sabe nadie), todos los personajes del escenario clínico deberían no perder el hilo de la historia y saber que lo que hacen es una PRUEBA.

Cuando se nos olvida GRADUAR una etiqueta diagnóstica podemos crear cierta confusión en algunos pacientes. Si las etiquetas tienen muchas connotaciones culturales negativas, el batiburrillo podría ser notable. Es interesante, en mi opinión, numerar o adjetivar la etiqueta creando un marco más realista y más sencillo de manejar eligiendo, por ejemplo, una dosis más ajustada ¿ Y si utilizásemos fórmulas?

La ciencia de la Fisioterapia responde a preguntas hoy que ayer desconocíamos. Por ejemplo, hoy sabemos que realizar una técnica respiratoria de clapping no despega moco y hace unos años nuestro paciente se llevaba unas cuantas palmaditas en aras de limpiar su pulmón . Puede que algunas etiquetas de las que utilizamos sean cajones de sastre para las que nuestra ciencia aún no tiene respuesta. Seamos consecuentes.

Cuando hemos colocado una de estas bombas en el cerebro de algunos pacientes, solo hace falta que cualquiera encienda la mecha para que la bomba explote. (Me explico) En algunos cerebros más alarmados basta un simple comentario sin fundamento, escúchese "no vas a poder correr" para poner en marcha circuitos que despierten otros síntomas que dificultan la curación. Cuidemos nuestro lenguaje clínico y escuchemos todos los síntomas. Quizás la bomba no estalle.

No solo debemos tener cuidado en no lanzar bombas sino también en no fabricarlas. Pero la fabricación de ciertas bombas la dejaremos para una próxima visita...