Resistencias hacia la docencia virtual

Luis Bernal 12 de febrero de 2013


La resistencia al cambio es algo innato en el ser humano, pero la integración de los elementos tecnológicos en la esfera de la docencia genera una resistencia aún mayor: la incertidumbre y la indecisión pueden hacer que el docente o bien desprecie las nuevas tecnologías en su papel educativo o que las llegue a mitificar. En ambos casos hay que poner pie en tierra y darle a las TICs el verdadero papel que tienen para el docente.

Hace unos años, el docente que se zambullía en el mundo de las nuevas tecnologías buscando recursos con los que reforzar sus clases era el prototipo de persona que, guiada por su curiosidad innata, tenía que aprender él primero lo que luego iba a enseñar en sus clases. En la actualidad éste no es el paradigma de profesor que usa las TICs (por fortuna), pero también existe un nutrido grupo de docentes que, con verdaderas reservas, se introduce en un mundo para él desconocido. Los miedos y obstáculos que separan a un profesor presencial de uno virtual son lógicos: desde la incomodidad que supone un tipo de comunicación que no comparte tiempo y/o espacio con sus alumnos, el recelo en la entrega de trabajos pautados al alumno (¿lo habrá hecho realmente el alumno? ¿Con ayuda? ¿Será una copia de "algo" bajado de internet?) a la dificultad en comprender los problemas de aprendizaje individualmente de los alumnos o incluso captar la evolución de los mismos...

Todos estos miedos e inseguridades son comprensibles, máxime cuando uno desarrolla su labor de "cara al público"; un público que, dependiendo de la edad de los discentes, puede llegar a ser muy crítico y no perdonar un error de un profesor que, con seguridad, puede estar menos versado en las tecnologías y su uso, de lo que lo están ellos mismos.

Pero no todas las resistencias que aparecen hacia la docencia virtual pueden provenir de una misma fuente, es ocasiones el freno lo aprietan las instituciones y administraciones que obstaculizan un proceso lógico y casi natural hacia la normalización tecnológica. Si bien la naturaleza de las resistencias en las instituciones tiene otro origen, los resultados pueden ser igual de perniciosos. La preocupación por la productividad y el sobrecoste que la introducción de nuevos elementos educativos pueda sobrellevar, lidera la lista de razones que se oponen al cambio. Otras causas son también el nulo conocimiento en muchas ocasiones del material tecnológico que debe adquirirse, de su coste y su capacidad de expansión y adaptación a nuevos usos de forma posterior. Si a esto le añadimos la compra previa de algún aparato que no se ha usado dado que no venía acompañado del proceso de formación adecuado para el profesorado (y además no hay en nuestro centro un profesor "intrépido" que haya intentado ponerlo en marcha) tenemos un buen caldo de cultivo que nos fija en la anquilosis de los procesos educativos.

La combinación por tanto de resistencias personales e institucionales supone un freno para la innovación tecnológica en educación; pero basta ya de aspectos negativos en esta entrada, lo que nos interesa es ¿Cómo superar estas resistencias?

Pues lo primero que hay que decir es que se puede. Zvacek (2001) en un ingenioso trabajo, ha descrito la manera de proceder para superar estas resistencias a través de lo que conocemos como "guerra de guerrillas":

  1. Moverse entre la gente: Crear una comisión asesora del cuerpo docente para el apoyo de la tecnología, reconocer los esfuerzos de aquellos profesionales de nuestro centro que han llevado a cabo experiencias de innovación tecnológica y apoyar la creación de grupos concretos en proyectos concretos.

  2. Utilizar técnicas de persuasión: Ofrecer ejemplos de resultados positivos de otros centros.

  3. Actividad constante: reuniones, talleres, grupos de trabajo; todo lo que sea necesario y de forma continua, acíclica, para fomentar el uso de las NNTT y el que se hable de ellas.

  4. Uso juicioso de la retirada: Saber frenar en su momento los proyectos que han recibido poco apoyo o que no obtienen resultados.

  5. Combinar esfuerzos: junto al resto de miembros educativos, pero especialmente de la administración del centro, que debe de forma inequívoca apoyar estos proyectos y asegurar su continuidad.


Referencias

  • Barberá, E y Litwin E: Cambios en la acción docente, de la presencialidad a la virtualidad, FUOC, 2006

  • Zvacek, SM: Confessions of a guerrilla tecnhologist, Educase Quarterly, nº 2, p 40-45, 2001.